COMPROMETIDO A DECLARAR.
- Iglesia Piedra Viva
- 9 ago 2020
- 3 Min. de lectura

Nuestra vida cristiana se inició con una palabra que nos fue compartida. Si naciste en una familia cristiana, seguramente esta palabra llegó antes a tus padres, a tus abuelos y fue entregada de generación en generación. Dice en:
Mateo 24:35 “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.”
La orden de entregar esta palabra la dio Jesus a los apóstoles, en
Mateo 28: 19 – 20.- Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Pero Jesus no solo les dio esta orden a los apóstoles, sino que tambien seleccionó a setenta de sus seguidores para que fueran a todas partes adonde él había de ir, y que predicaran y sanaran enfermos.
Lucas 10:1.- Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él había de ir.
Jesús una y otra vez encomendaba que se predicara la palabra,
Mateo 10: 7 “Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado.”
Podriamos pensar que el Señor enviaba solo a aquellos a los que enseñó su palabra, a los más preparados. Sin embargo Jesus libero a un hombre que había estado endemoniado y luego lo envía a predicar las cosas que había hecho por él. Aunque este hombre le rogaba permanecer con El, Jesus no se lo permitió. Jesus podía haberselo permitido, instruirlo como al resto de los que siguieron acompañándole. Sin embargo, Jesús consideró que era suficiente con aquello que había recibido, para que llevara la informacion a varias ciudades.
Marcos 5: 18 - 20.- Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. 19 Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. 20 Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.
Jesus miraba con compasión de aquella gran cantidad de almas que estaban perdidas, dispersas, desamparadas y decía “A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a su mies.”
Esta era una clara exposición de Jesus con respecto a la necesidad de más discípulos, para que su palabra pueda salvar a muchas más almas. Como se menciona antes, Jesus dijo a sus discípulos "Id y haced discípulos". Es más que evidente la necesidad de llevar su palabra a todo el mundo, predicar a toda persona y no solo predicar para que estas sean salvas, sino para que estas personas se conviertan en discípulos que sigan transmitiendo las buenas noticias de salvación.
Si la salvación llegó a nosotros, debemos ser parte del grupo de discípulos que llevan la palabra del Señor a todo el mundo.
La palabra de Dios dice que somos luz. Y nuestra luz puede iluminar a alguien más para que un día toda la tierra sea iluminada.
Quiero decirte que, si te arrepentiste, si fuiste bautizado en el nombre de Jesucristo, entonces recibiste el don del Espíritu Santo. Y si recibiste su Espíritu tienes una asignación. Ser testigo de lo que el Señor hizo por todos nosotros. Porque un testigo es solo un testigo si declara lo que sabe en todo el mundo.
Hechos 2:38.- Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Hechos 1:8.- Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
DECLAREMOS LAS GRANDES COSAS QUE EL SEÑOR HA HECHO POR TODOS NOSOTROS.
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