Reconciliémonos con Dios a través de Cristo. 2020. 19
- Iglesia Piedra Viva
- 17 abr 2020
- 7 Min. de lectura
CITA BIBLICA
2ª. Corintios 5 17-19 (RVR1960)
De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

DESARROLLO
Es habitual, al iniciar la semana en la que conmemoramos la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, que el mundo cristiano se centre en rituales que nos hacen evocar el sacrificio que hizo en la cruz del calvario. También es habitual ver en nuestras sociedades que el mundo se vuelca en prácticas, ritos y modas que solo hacen desvirtuar el verdadero sacrificio que hizo en la cruz.
El mundo entero vivió en cuarentena una de las épocas más significativas de la sociedad cristiana, sin darnos cuenta Dios nos da la oportunidad que, en el interior de nuestros hogares, en las condiciones en que podamos estar, con fe o sin ella, con esperanza o sin ella, pasemos confinados en una especie de retiro. Prestemos atención a esto, quizás en condiciones normales, ¿dónde hubiéramos pasado esta semana?
Tratemos con honestidad contestar estas esta interrogante. Por lo general es una época que se combina con un período oficial de vacaciones, quizás hacer un viaje, visitar a familiares, tener momentos de ocio, o simplemente darnos algunos momentos de placer, o en pasar una semana dedicada a la oración y a rememorar tan glorioso acontecimiento.
A decir verdad, la sociedad nos ha condicionado a vivir estas épocas combinando una mezcla entre lo espiritual y lo material, pero los planes de Dios son únicos y con propósito.
Dios quiere reconciliarse con la humanidad, estas son buenas noticias y para hacerlo nos dio lo más preciado “SU HIJO”.
El apóstol Pablo nos recuerda esa promesa, todos aquellos que estamos en Cristo somos nuevas criaturas, todo a nuestro alrededor es nuevo, todas las viejas cosas han quedado atrás, no dejemos que el mundo invada nuestra intimidad con Dios; Él nos está hablando a través de esta dura prueba en la que vive la humanidad, nos está recordando que tenemos la promesa de la reconciliación con Él y la clave de todo esto se encuentra en nuestro Señor Jesucristo, el plan perfecto de Dios para la humanidad es aferrarnos con fe a que en Cristo somos más que vencedores, el profeta nos recuerda en Isaías 57:5 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
El profeta Isaías, 700 años antes de que el Señor naciera, nos permitió ver algo de sus sufrimientos que no encontraríamos en ningún otro lugar; el propósito divino del sufrimiento de Jesucristo era buscar el reconcilio de Dios con los hombres, y su sacrificio ha rendido frutos, nosotros los que lo hemos aceptado con fe somos parte de ello.
Pero ¿ha sido necesario esta debacle en el mundo para demostrarnos esto? No tenemos respuestas humanas a esta interrogante, solo lo que Dios nos dice a través de su profética palabra, la que debe servirnos de rumbo, de inspiración de fortaleza, pero si de algo debemos estar seguros es que Dios quiere reconciliarse con la humanidad a través de Jesucristo; en Dios no hay casualidades, 2ª Corintios nos dice: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
Qué hermoso es darnos cuenta que a pesar que la humanidad pudo haberse alejado de Dios, Él quiere reconciliarse con el hombre y nos encomienda, además, esa enorme responsabilidad, compartir las buenas nuevas de salvación, para que todo aquel que crea no se pierda y sea salvo.
No es entonces casualidad que estemos confinados durante este tiempo en nuestros hogares, con más ahínco debemos buscar el rostro de Dios y reconciliarnos con Él a través de la oración, la lectura de su palabra, siendo piadosos y compartir el mensaje de esperanza al mundo, recordemos siempre que a través de Jesucristo tenemos esperanza; pues en Él nos hemos reconciliado con Dios.
ORACIÓN FINAL
Señor estamos en el medio de esta crisis mundial, y necesitamos la seguridad que nos brinda tu promesa a través de la palabra que nos has dado, reconocemos que, a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, tu hijo, nos has dado la oportunidad de reconciliarnos de cualquier transgresión que hayamos cometido, de omisión o de comisión. Señor ahora clamamos para que tu misericordia sea una vez más con tu creación, queremos pactar contigo Señor, volvernos a la devoción de tu palabra, y sabremos que después de esto seremos diferentes, lo declaramos en el nombre de Jesús. Amén.
Dios bendiga nuestro Altar Familiar.
De modo que, si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
DESARROLLO
Es habitual, al iniciar la semana en la que conmemoramos la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, que el mundo cristiano se centre en rituales que nos hacen evocar el sacrificio que hizo en la cruz del calvario. También es habitual ver en nuestras sociedades que el mundo se vuelca en prácticas, ritos y modas que solo hacen desvirtuar el verdadero sacrificio que hizo en la cruz.
El mundo entero vivió en cuarentena una de las épocas más significativas de la sociedad cristiana, sin darnos cuenta Dios nos da la oportunidad que, en el interior de nuestros hogares, en las condiciones en que podamos estar, con fe o sin ella, con esperanza o sin ella, pasemos confinados en una especie de retiro. Prestemos atención a esto, quizás en condiciones normales, ¿dónde hubiéramos pasado esta semana?
Tratemos con honestidad contestar estas esta interrogante. Por lo general es una época que se combina con un período oficial de vacaciones, quizás hacer un viaje, visitar a familiares, tener momentos de ocio, o simplemente darnos algunos momentos de placer, o en pasar una semana dedicada a la oración y a rememorar tan glorioso acontecimiento.
A decir verdad, la sociedad nos ha condicionado a vivir estas épocas combinando una mezcla entre lo espiritual y lo material, pero los planes de Dios son únicos y con propósito.
Dios quiere reconciliarse con la humanidad, estas son buenas noticias y para hacerlo nos dio lo más preciado “SU HIJO”.
El apóstol Pablo nos recuerda esa promesa, todos aquellos que estamos en Cristo somos nuevas criaturas, todo a nuestro alrededor es nuevo, todas las viejas cosas han quedado atrás, no dejemos que el mundo invada nuestra intimidad con Dios; Él nos está hablando a través de esta dura prueba en la que vive la humanidad, nos está recordando que tenemos la promesa de la reconciliación con Él y la clave de todo esto se encuentra en nuestro Señor Jesucristo, el plan perfecto de Dios para la humanidad es aferrarnos con fe a que en Cristo somos más que vencedores, el profeta nos recuerda en Isaías 57:5 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.”
El profeta Isaías, 700 años antes de que el Señor naciera, nos permitió ver algo de sus sufrimientos que no encontraríamos en ningún otro lugar; el propósito divino del sufrimiento de Jesucristo era buscar el reconcilio de Dios con los hombres, y su sacrificio ha rendido frutos, nosotros los que lo hemos aceptado con fe somos parte de ello.
Pero ¿ha sido necesario esta debacle en el mundo para demostrarnos esto? No tenemos respuestas humanas a esta interrogante, solo lo que Dios nos dice a través de su profética palabra, la que debe servirnos de rumbo, de inspiración de fortaleza, pero si de algo debemos estar seguros es que Dios quiere reconciliarse con la humanidad a través de Jesucristo; en Dios no hay casualidades, 2ª Corintios nos dice: “Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.”
Qué hermoso es darnos cuenta que a pesar que la humanidad pudo haberse alejado de Dios, Él quiere reconciliarse con el hombre y nos encomienda, además, esa enorme responsabilidad, compartir las buenas nuevas de salvación, para que todo aquel que crea no se pierda y sea salvo.
No es entonces casualidad que estemos confinados durante este tiempo en nuestros hogares, con más ahínco debemos buscar el rostro de Dios y reconciliarnos con Él a través de la oración, la lectura de su palabra, siendo piadosos y compartir el mensaje de esperanza al mundo, recordemos siempre que a través de Jesucristo tenemos esperanza; pues en Él nos hemos reconciliado con Dios.
ORACIÓN FINAL
Señor estamos en el medio de esta crisis mundial, y necesitamos la seguridad que nos brinda tu promesa a través de la palabra que nos has dado, reconocemos que, a través del sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, tu hijo, nos has dado la oportunidad de reconciliarnos de cualquier transgresión que hayamos cometido, de omisión o de comisión. Señor ahora clamamos para que tu misericordia sea una vez más con tu creación, queremos pactar contigo Señor, volvernos a la devoción de tu palabra, y sabremos que después de esto seremos diferentes, lo declaramos en el nombre de Jesús. Amén.
Dios bendiga nuestro Altar Familiar.
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