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SIENDO FAMILIA EN CRISTO

  • Foto del escritor: Iglesia Piedra Viva
    Iglesia Piedra Viva
  • 17 jun 2020
  • 3 Min. de lectura



Proverbios 1:8.- Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no rechaces la enseñanza de tu madre, 9 porque son una diadema de gracia para tu cabeza y un collar para tu cuello.

La familia es y siempre ha sido el plan de Dios para la expansión de la raza humana. Es donde todo lo planificado por Dios se debe realizar. Es el centro de la manifestación del amor. Y también es donde primariamente se enseña y se aprende. Y entre todas las cosas enseñables se debe enseñar a ser familia.

Se debe enseñar a amar y a respetarnos mutuamente. Se enseña sobre deberes y sobre derechos humanos, a guardar y respetar los mandamientos. Y los padres son responsables de ello. No es la iglesia la principal responsable de enseñar a los hijos por encima de la autoridad y responsabilidad dada por Dios a los Padres. Ciertamente la iglesia debe enseñar a todos a ser buenos hijos de Dios. Pero Dios le dio directamente la responsabilidad exclusiva de educar a los hijos dentro del hogar a los Padres.

El padre en perfecto consenso con la madre, dando ejemplo como esposos, deben en armonía instruir y dirigir a los hijos, a ser buenos ciudadanos. Ejemplo deseable por todos en el entorno. Ellos dirán, conductualmente que tan bien han sido criados como hijos. De manera que demuestren que tan buenos somos como padres y en conjunto, quienes somos como familia.

Por lo que la instrucción se basa, en lo que Dios mando a que se enseñara. Y dice en:

Deuteronomio 6:1.- Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla; 2 para que temas a Jehová tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tú, tu hijo, y el hijo de tu hijo, todos los días de tu vida, para que tus días sean prolongados. 3 Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye leche y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jehová el Dios de tus padres. 4 Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. 5 Y amarás a Jehová tú Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. 6 Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; 7 y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. 8 Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; 9 y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.

Dios el creador de la familia, creó al hombre a su imagen y semejanza, a la mujer como ayuda adecuada para el hombre, los instruyo para que juntos, como una sola persona en unión perfecta, procrearan hijos. Y para tales fines estableció, en la Biblia, el manual de funcionamiento de la familia. Y no puede haber algo mejor para que la familia funcione. Dios no se equivoca. Y si lo amamos a Él con todo, haremos lo que nos aconseja que hagamos como padres. Y el resultado será una familia, que se comporta, que funciona como una familia en Cristo.

¿No hay tiempo suficiente?... Si lo hay. Restémosle la mitad del tiempo que le dedicamos a estar en el teléfono en las redes sociales, y tendremos tiempo de sobra para dedicárselo a la familia. Utilicemos las horas de comer en familia para enseñar, los momentos que salen juntos. Haga como norma y costumbre realizar los altares familiares a una hora específica.

Padres, por favor, sean perseverantes, tenaces, radicales en cumplir el mandamiento de Dios y enseñen según el manual. Si queremos que nuestros hijos se alineen como hijos de Dios, como cristianos, debemos alinearlos nosotros primeramente, dando el ejemplo. Por lo que debemos ser leedores de la palabra y más importante aún, hacedores de la palabra.

Si queremos instruir a nuestros hijos, leamos junto con ellos, todos los días, la palabra de Dios. ¿Cómo hacerlo?... Como hacemos con todos los libros. Comience por el principio, por Genesis, y siga de manera metódica, linealmente hasta Apocalipsis. Propónganse como padres, junto con sus hijos, como una familia, a leer un párrafo importante de la palabra. Y adicionalmente, lea todos los días una parte del libro de proverbios que:

Proverbios 1:2.- Que tienen como propósito: comunicar sabiduría e instrucción, ayudar a comprender palabras llenas de sentido, 3 adquirir instrucción, prudencia, justicia, rectitud y equilibrio; 4 hacer sagaces a los jóvenes inexpertos, y darles conocimiento y reflexión.

Hacerlo, resultara más pronto que tarde, en que seamos una familia en Cristo.

Dios bendiga el altar familiar.

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