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Su presencia afirma mi fe. 2020.30

  • Foto del escritor: Iglesia Piedra Viva
    Iglesia Piedra Viva
  • 22 may 2020
  • 3 Min. de lectura

CITAS BIBLICAS

Habacuc 3:16 –19 (RV1960)

“Oí, y se conmovieron mis entrañas; a la voz temblaron mis labios; pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí; si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas. Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación. Jehová el Señor es mi fortaleza, el cual hace mis pies como de ciervas, y en mis alturas me hace andar”.

¿Tienes preguntas difíciles que hacerle a Dios? Habacuc las tuvo y no guardó́ silencio. El resultado de esto es un libro profético sin igual. Habacuc en ninguna ocasión entregó un mensaje al pueblo de parte de Dios. Todas sus palabras fueron dirigidas a Dios y todas las respuestas de Él fueron solamente para Habacuc. Esto produjo un diálogo atractivo y esclarecedor a medida que el profeta discutió directamente con Dios temas de injusticia y maldad.

Podemos comentar la actitud del profeta ante la revelación en el mensaje de Dios, tres aspectos a considerar:

EL ASOMBRO DEL PROFETA. Se conmocionó ante el mensaje (revelación, noticia) recibido. El mensaje le provocó un efecto aterrador, podemos asumir que el profeta casi se colapsó, ante tan extrema visión (mensaje)

LA CONFIANZA DEL PROFETA. Expresa que en el día de la angustia estaría quieto. “Si bien estaré quieto en el día de la angustia, cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas”. Esto es lo esperado de parte del Señor, en todo aquel que conoce quién es Él.

LA SEGURIDAD DEL PROFETA. ¿Cuál es nuestra actitud en la crisis o en el conflicto? Debería ser la misma: “Estar quietos, estar tranquilos”. En ningún momento rehúsa minimizar lo difícil que sería soportar esa crisis (invasión).

Es interesante el comentario de Caleb Fernández Pérez, él dice: “El profeta se da cuenta de que su propia existencia no dependía de esos recursos, sino de Dios, la fuente de esos recursos, también sujetos a la temporalidad”. El vivir en comunión con Dios será la diferencia para vivir por arriba de las contingencias de esta vida temporal. ¿Quién es Dios para nosotros? He aquí sus nombres que están en el espíritu de nuestras necesidades:

Jehová El Gran Yo Soy.

Es Adonaí El Señor y Amo.

Rapha Nuestro Sanador.

Shalom Nuestra Paz.

Rohi Nuestro Pastor.

Nissi Nuestra Bandera.

Jireh Nuestro Proveedor.

El Elyon El Altísimo.

El Shaddai El Todopoderoso.

Sabaoth El Señor de los Ejércitos.

Una cosa por encima de todo ¿Está mal pedirle cosas a Dios? No, en absoluto, por el contrario, es algo que inclusive Jesús nos invita a hacer. Mientras tanto, mientras sucede el milagro, hay una cosa, que desencadena todo, que abre las posibilidades, que cambia nuestra mirada de las circunstancias, que nos coloca por encima de nuestros enemigos, que desata alegría e inyecta sueños, Su presencia. Sin ella, nuestra vida será aguantar, soportar y sobrevivir.

Solo su presencia completa nuestra vida, fortalece nuestra fe, más allá del momento en que estemos, solo ella puede hacernos levantar la cabeza por sobre cualquier circunstancia o crisis, aún antes de ver la victoria. Ahí queda claro quién es nuestro Padre y quienes somos. Queda claro que necesitamos recordar cual es el orden correcto de las cosas. Que es lo importante, y por fe creer que Él tiene el control.

Su presencia es irreemplazable, no solo para esperar, sino para vivir mientras espero. Para disfrutar el presente y no solo soñar con el futuro. Hemos sido creados para habitar en su presencia. Ese es nuestro lugar. Nuestro verdadero hogar. Es lo que afirma nuestra fe, es por lo que podemos clamar Abba Padre, es por lo que nosotros declaramos a Jesucristo como nuestro Salvador personal y creer que Él resucitó.

LA CONFIANZA DE HABACUC NO ESTABA EN LA PROVISIÓN, SINO EN EL PROVEEDOR.

ORACIÓN FINAL

Señor ante ti venimos con el corazón dispuesto a recibir de ti lo que dicen tus promesas, a declararte como nuestro Dios omnipotente; nos asombran tus maravillas, y confiamos en que nos darás la salida al final de esta situación que vivimos, reafirmamos nuestra fe con actitud y declaramos que siempre estarás con nosotros. Aunque las circunstancias sean adversas, las condiciones que se avecinan no sean las más apropiadas, quizás peligran nuestros empleos, nuestra condición económica, con todo me alegraré en JEHOVÁ porque eres el Dios de mi salvación.

Dios bendiga nuestro Altar Familiar.

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