Y sólo en Él confiaré. 2020.17

Salmos 33:12

Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, El pueblo que él escogió como heredad para sí.

Miqueas 7:7

Pero yo he puesto mi esperanza en el Señor; yo espero en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me escuchará!

DESARROLLO

Quizás en estas circunstancias en las que vive el mundo y en particular lo que vivimos como salvadoreños, en algún momento nos podemos preguntar, ¿Por qué Dios ha permitido esto?, y podemos ver que el mundo se ha volcado en el mejor de los casos a enviar mensajes que invocan la fe y la protección divina; quizás como una forma de ser positivos, sin que puedan darse cuenta que tenemos promesas para todos aquellos que hemos reconocido a Jesús como nuestro salvador personal.

Dios habla de naciones, de hecho, escogió a Israel como su pueblo y podemos comprobarlo al ver a esta nación que ha sobrevivido a muchas culturas, es el pueblo elegido, es la herencia de Jehová. Ahora dónde encajamos nosotros en la declaración, “el pueblo que él escogió como heredad para sí”. Esta es la declaración que nos debe dar aliento, porque somos la heredad espiritual de Jehová por el pacto que hizo con el hombre, al declararlo y reconocerlo como nuestro Redentor, creemos por fe que pasamos a integrar la simiente espiritual de la familia de Dios, entonces podemos levantar nuestra voz con confianza como lo dice el profeta Miqueas, “Mi Dios me escuchará”.

Amados hermanos, hoy es el tiempo de buscar el rostro de Dios, buscarle en espíritu y en verdad, muchos confían en la ciencia, en los recursos que poseen y en la sabiduría de sus gobernantes, pero nosotros el pueblo de Dios sabemos que todo proviene de ÉL; pero el hombre ha creado y manipulado las condiciones que Dios impuso en la naturaleza desde su creación, culturas con hábitos que están fuera de las normas establecidas por Dios y ahora muchos se preguntan ¿Dónde está Dios? Como si Dios se hubiese escondido o estuviera de caprichoso sin escucharnos; el mundo se ha apartado de Dios, el mundo ha puesto sus ojos en otras cosas. Hermanos nuestra esperanza está en el Señor, en el Dios de nuestra salvación.

La virtud de la esperanza corresponde a ese anhelo de felicidad que Dios ha puesto en el corazón del hombre. Es una virtud sobrenatural infundida por Dios en el momento. Nos da la firme confianza en que Dios, por los méritos de Cristo, nos dará las gracias que necesitamos aquí en la Tierra para alcanzar el Cielo, la sanidad y la salvación. La virtud de la esperanza consiste en confiar con certeza en las promesas de salvación que Dios nos ha hecho. Está fundada en la seguridad que tenemos de que Dios nos ama. Y está basada en la bondad y el poder infinito de Dios, que es siempre fiel a sus promesas. Sin esperanza, el hombre se encierra en el horizonte de este mundo y pierde la visión de la vida eterna. Lucha solo contra las dificultades prescindiendo de la ayuda de Dios.

Pero sabemos que el hombre está destinado a la vida eterna y debe vivir de cara a ella. La esperanza es la seguridad en algo futuro. Confiando en Dios no hay futuro incierto. La esperanza cristiana se funda en la fe, porque nace de creer en las promesas que Dios nos ha hecho.

No tengamos temor, no desfallezcamos en la fe, no dejemos de buscar el rostro de Dios, solo en Él hay esperanza, solo en Él debemos confiar.

ORACIÓN

Santo Espíritu, Dios amoroso, obsérvanos en la complicada situación en la que nos encontramos apiádate de nosotros. Con mucha confianza venimos ante ti, pues sabemos que eres un Dios bondadoso, misericordioso y fuente de amor eterna.

Acudimos a tu ser, pues está más que claro que todo lo que tu misericordia divina se proponga es capaz de lograrlo y otorgar de más. Aceptamos lo que tu voluntad desee, aunque no lo entendamos algunas veces.

Con toda la humildad y sencillez posible, te pedimos que nos otorgues la dicha de vencer está complicada situación, en este momento de nuestras vidas, y que este desafío, que sólo probaba nuestra unión a ti, sea una experiencia que desarrolle más fe en tu increíble poder, tu omnipresencia, tu omnipotencia amorosa que purifica, glorifica y sana.

Hágase en nosotros tu divina voluntad… Amén.

Dios bendiga nuestro Altar Familiar.